Buenas noches!
Ahora que ellos duermen, os voy a contar mi doble experiencia con el porteo, por si puede ser de ayuda a alguien!
El porteo es algo que parece estar ahora de moda, pero os puedo asegurar que en mi caso de moda nada, se ha convertido en algo totalmente imprescindible!
Pero empecemos por el principio. Hace dos años y medio no tenía ni idea de porteo. No sabía nada de bandoleras, fulares, mochilas, posiciones ergonómicas ni nada. Pero entonces llegó el peque. Mi peque mayor nunca quiso carro. Era acostarlo para ir a pasear y no había manera de que se quedara tumbado más de 5 minutos sin llorar. El famoso caso del carrito con pinchos 🙂 Además le costaba muchísimo dormirse. Así que os podéis imaginar, no salíamos casi de casa!
El primer portabebés que tuve, fue un regalo que me hicieron cuando nació el peque, y fue la bandolera que me habréis visto en alguna foto usándola con la niña. Cuando me la regalaron, no tenía ni idea de cómo utilizarla. Busqué algún vídeo por internet, pero la verdad es que no me apañaba muy bien con ella. Más adelante cuando el peque fue más grandecito (5-6 meses) empecé a colocármelo con la bandolera a la cadera, pero ya con el peso me dolía bastante el hombro. Un día subí una foto a mi Instagram y me aconsejaron cambiar a una mochila, y empecé a investigar y mirar cuáles eran mejores, imprescindible que fueran ergonómicas.
Un día salimos al centro comercial, y como siempre el peque en brazos porque no quería carro. Tendría unos 7 meses y medio. Entré en una tienda donde tenían portabebés, me probé la Ergobaby, que ya había leído sobre ella, la compramos y me la llevé puesta! Bueno, en realidad fue el papá el que se la llevó puesta. Y magia!! El peque se quedó dormido nada más colgárselo!! Con lo que nos costaba que se durmiera normalmente! En fin. Desde ese día, no dejábamos la mochila nunca en casa. No sabíamos cómo habíamos podido vivir sin ella. Hasta ese momento no me había atrevido a ir ni al supermercado sola con el bebé 🙂
He llegado a ir hasta a varias bodas con la mochila!! No me importaba que no me conjuntara con los vestidos 😛 era la única manera en la que mi bebé dormía tranquilo. Luego las combinábamos. Por ejemplo, para ir a la playa me resultaba más cómoda la bandolera que la mochila.
Cuando fuimos de vacaciones a Roma, nos llevamos la bandolera, la ergobaby y el carrito, e íbamos cambiando mientras hacíamos turismo. En el carrito lo dejábamos cuando se quedaba dormido, para poder descansar la espalda un rato! Y cuando se cansaba del carrito, otra vez arriba.
El verano pasado, estando embarazada de la niña, cuando íbamos a la playa no podía portear yo al peque (con la barriga prefería no hacerlo) y como el papá no se apañaba con la bandolera, compramos el Tonga. El tonga es un portabebés para ratos cortitos y para bebés más grandecitos que sujeten el tronco perfectamente. No necesita ajustes. Es más una ayuda para los brazos.
Cuando me quedé embarazada de la niña, tenía clarísimo que iba a portearla desde el primer día. Pensaba que estando con los dos niños iba a ser lo más cómodo. Y no sabéis hasta que punto! Estuve dudando entre un fular elástico y la bandolera. Acudí a un taller en la tienda Mimitos en Cádiz donde me enseñaron a utilizar la bandolera desde recién nacido, y fue lo mejor que hice. Ahora le saco muchísimo partido y la uso a diario.
Pero claro, la teoría es fácil, pero la práctica no tanto 🙂 El primer día que me colgué a la peque, me quedaba torcida. Lo solucioné haciendo un twist en la espalda. Hacía un pliegue para poder subir la pierna que le quedaba más baja, hasta que le quedaba a la altura de la otra y ya tomaba la postura perfecta. A medida que ha ido creciendo ya no ha ido haciendo falts ese ajuste. Todo es cuestión de práctica y de tener clara qué posición es la que debe adoptar el bebé: posición “ranita”, con las rodillas más altas que el culete.
Hago muchísimas cosas con la peque en la bandolera. Menos cosas que puedan ser peligrosas, casi de todo. Incluso comer. Y a veces pasan cosas como las de la foto… (el trozo de patata no estaba caliente jajaja)
Para salir a pasear con los dos, llevo la sillita para el niño, y a la niña la llevo encima. Para mí es lo más cómodo, porque si llevo el capazo para la niña y al peque andando, si la peque llora tengo que cogerla y seguir tirando del carro, y si el peque se cansa no puedo sentarlo.
Si no habéis probado nunca el porteo, yo os lo recomiendo. Es muy cómodo! Sobre todo si viene otro peque en camino. Y como siempre, informaros muy bien antes de hacerlo y comprar un portabebés. Recordad que debe ser ergonómico.
Y hasta aquí este post tan ilustrado de hoy! 🙂
Que paséis buena noche, y gracias por leer!!
Gracias por el post, Adriana!!! En breve estaré como tú, un bichito de 2 años y otro a la vuelta de la esquina! Con M usamos mucho la emeibaby y luego la bandolera en verano. Ahora con el jaleo de los dos, me niego a hacerme con un carro doble(mientras pueda evitarlo, claro?) y voy a seguir tu consejo de intentar darle más uso a la bandolera para la pequeñina, y seguir con la silla para la mayor! Odio los armatostes y el capazo es uno de ellos! Hay otras opciones y el porteo fue mi gran descubrimiento!!!!!
Un beso