Hoy para comer, al final hice una lasaña de espinacas y pollo, que quedó riquísima, y de postre piña.
Le ha costado mucho probar la lasaña, pero al final le ha gustado! Jajaja. Se la serví cortada para que pudiera comerla bien con el tenedor, y claro, se veía toda deshecha. Cuando vio el plato se echó para atrás y quería pinchar de mi trozo que estaba completo. Así que corté toda mi porción igual que la suya para que viera que era lo mismo. Ok! Primer obstáculo superado. Luego empezó a pinchar con el tenedor en mi plato, moviendo e inspeccionando a ver que había. Luego se lo fue acercando a la boca, con desconfianza, y sacando la lengua para probarlo. Cada vez iba probando más hasta que se metió el primer bocado en la boca. Y cuando se convenció de que estaba rico y que su madre no pretendía darle caca para comer, entonces se lo comió jajajajaja! Ha sido gracioso observarle 🙂
Creo que es importante que vean que nosotros también comemos lo mismo. Es más, hoy ha comido más de mi plato que del suyo 😛
La piña la tenía en el congelador. La compro natural, la corto y la guardo ya cortadita y la voy sacando poco a poco, para que no se me estropee. Al peque le encanta!
La receta de la lasaña os la cuento en otro post 😉